Comprendiendo y gestionando patrones de comportamiento fuera de lo común
Un trastorno de personalidad es un patrón perdurable de experiencias internas y/o comportamientos que se desvían notablemente de las expectativas de la cultura de una persona. La persona que padece un trastorno de personalidad, percibe la realidad e interactúa con ella de una manera poco normativa, extraña y peculiar.
Los trastornos de la personalidad son alteraciones comunes que pueden llegar a ser graves, afectando profundamente tanto a quien los padece como a su entorno. Abordar estas dificultades requiere tiempo y compromiso, ya que la personalidad constituye la base psicológica de cada individuo. Más que buscar una “cura”, el objetivo es lograr una mejor adaptación a las demandas diarias, siempre que exista motivación y el acompañamiento de un profesional capacitado.
El papel del terapeuta abarca varias funciones clave: establecer una relación de confianza, comprender los factores personales que generan las dificultades, y desarrollar estrategias para mejorar la adaptación y reducir el impacto del trastorno. Además, se ofrece orientación a los familiares y, cuando es necesario, se coordina el apoyo farmacológico para complementar el proceso terapéutico.
Cuando las personas (o las comunidades) nos volvemos rígidos y nos encerramos en nuestras propias ideas defendiendolas con pasión, en realidad lo que hacemos es usar el miedo como protección frente a lo desconocido
Jose Ángel Castillo
Los trastornos de la personalidad son alteraciones comunes que pueden llegar a ser graves, afectando profundamente tanto a quien los padece como a su entorno. Abordar estas dificultades requiere tiempo y compromiso, ya que la personalidad constituye la base psicológica de cada individuo. Más que buscar una “cura”, el objetivo es lograr una mejor adaptación a las demandas diarias, siempre que exista motivación y el acompañamiento de un profesional capacitado.
El papel del terapeuta abarca varias funciones clave: establecer una relación de confianza, comprender los factores personales que generan las dificultades, y desarrollar estrategias para mejorar la adaptación y reducir el impacto del trastorno. Además, se ofrece orientación a los familiares y, cuando es necesario, se coordina el apoyo farmacológico para complementar el proceso terapéutico.
Cuando las personas (o las comunidades) nos volvemos rígidos y nos encerramos en nuestras propias ideas defendiendolas con pasión, en realidad lo que hacemos es usar el miedo como protección frente a lo desconocido
José Ángel Castillo
Los trastornos de personalidad están íntimamente relacionados con nuestra forma de vida. Claro que hay una predisposición biológica pero tenemos que reconocer que el estilo de crianza influye enormemente. Si a un niño se le cría en un apego seguro la probabilidad de tener enfermedades mentales es baja, en general.
Las experiencias adversas en la infancia como abuso físico o sexual o abandono físico o emocional tienen una relación muy significativa con la salud y bienestar emocional en la vida adulta de la persona.
A pesar de que, estos hechos repercuten en la vida posterior de los niños, la persona ya adulta también cuenta con sus propios recursos. La persona que ha vivido estos episodios, en la edad adulta, también cuenta con su capacidad de resiliencia y su fortaleza, para afrontar la vida con el mayor bienestar posible.
Debido a la variedad de presentaciones en la vida real que pueden tener estos trastornos, a la hora de buscar soluciones el tratamiento a estos problemas debe ser personalizado y adecuado según cada situación y el tipo de dificultad o molestia que cada uno sufre.
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Más de 30 años ofreciendo atención personalizada para mejorar el bienestar emocional de niños, adolescentes y adultos.
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