Atención temprana, trastornos del desarrollo y Terapia del Lenguaje. Logopedia
Los niños pueden requerir terapia de estimulación o tratamiento psicológico cuando a lo largo de su desarrollo se observa cierto retraso o alteración en la aparición de hitos evolutivos como el habla, el interés por la comunicación social, la destreza motriz o falta de curiosidad y exploración del entorno.
La atención temprana busca identificar cualquier alteración en el desarrollo a edades tempranas e intervenir lo más rápido posible para minimizar o prevenir posibles retrasos o trastornos en el desarrollo, favoreciendo así un mejor pronóstico y una integración adecuada del niño en su entorno.
En el Centro Altea Psicólogos Granada el proceso de valoración diagnóstica se realiza a través de:
Entrevista de recogida de información con los padres.
Exploración y evaluación mediante diferentes pruebas con la niña o el niño.
Estudio y análisis de los resultados para establecer una valoración y una propuesta de intervención.
Una vez realizados estos pasos, se procede a la devolución de información a las familias con pautas de orientación, y en el caso de necesitar tratamiento se realizará un presupuesto que variará en función del diagnóstico y del número total de actuaciones necesarias.
Un diagnóstico adecuado y precoz en los primeros años del desarrollo es fundamental, ya que permite intervenir de forma temprana y personalizada, favoreciendo significativamente el pronóstico y los avances en el desarrollo del niño. Además, brinda a la familia claridad, orientación y contención emocional, reduciendo la incertidumbre y fortaleciendo el vínculo en el proceso terapéutico.
Julia Sáez Gázquez
La atención temprana busca identificar cualquier alteración en el desarrollo a edades tempranas e intervenir lo más rápido posible para minimizar o prevenir posibles retrasos o trastornos en el desarrollo, favoreciendo así un mejor pronóstico y una integración adecuada del niño en su entorno.
En el Centro Altea Psicólogos Granada el proceso de valoración diagnóstica se realiza a través de:
Entrevista de recogida de información con los padres.
Exploración y evaluación mediante diferentes pruebas con la niña o el niño.
Estudio y análisis de los resultados para establecer una valoración y una propuesta de intervención.
Una vez realizados estos pasos, se procede a la devolución de información a las familias con pautas de orientación, y en el caso de necesitar tratamiento se realizará un presupuesto que variará en función del diagnóstico y del número total de actuaciones necesarias.
Podemos necesitar ayuda psicológica por diferentes motivos. No solo debe iniciarse cuando se tiene un problema que nos desborde, que nos dificulte o impida vivir de la forma deseada o que nos produzca un gran malestar y sufrimiento.
Hay momentos en nuestra vida que nos sentimos diferentes, más vulnerables o más irascibles. Momentos en los que sabemos cuál es el motivo de nuestro malestar o angustia pero no somos capaces de afrontarlo adecuadamente. O tal vez hay situaciones que siempre hemos evitado y queremos de una vez por todas poner soluciones.
También puede pasar sencillamente que tengamos dudas de cómo afrontar una situación y necesitemos una orientación con nuestros hijos, nuestra pareja, familia, compañeros de trabajo…
Cualquiera de estos momentos son idóneos para solicitar ayuda profesional. Es importante tener en cuenta que cuando demoramos pedir apoyo profesional puede tener como consecuencia el agravamiento del malestar que sentimos.
En definitiva, un psicólogo te puede ayudar cuando
Y por supuesto si te gustaría profundizar en el conocimiento de ti mismo, explotar al máximo tus capacidades y recursos, entrenarte en habilidades sociales, mejorar tu autoestima y en definitiva sentirte mejor.
La seguridad que un niño aprende a adquirir es un reflejo de la confianza que le tienen los demás. Si un niño es educado para ser capaz de resolver sus problemas por sí mismo, y para actuar ante ellos, es probable que vaya ganando una buena autovaloración y seguridad.
Un niño sobreprotegido, al que se le ha prestado excesiva ayuda para hacer las cosas (o simplemente se las han hecho), no va ganando confianza en sí mismo, sintiéndose inseguro y vacilante.
En el extremo contrario, un niño sometido a una excesiva exigencia, al que no se le valoran los aciertos y siempre se le pide más de lo que hace, acaba por no confiar en sí mismo, y por pensar que haga lo que haga lo hará mal.
Adquirir seguridad exige una conducta muy coherente por parte de los padres: deben asesorar a sus hijos para que hagan cosas y valorarlos por el hecho de hacer, los resultados deberían de quedar en un segundo lugar. El niño que ha sido elogiado por tomar iniciativas y bien orientado para hacer cosas, se siente seguro en sí mismo, y con confianza para superar los obstáculos.
El primer paso es determinar si dichas dificultades requieren o no intervención terapéutica y que tipo de tratamiento es el más aconsejado para su hijo.
Posteriormente, buscar un buen equipo de profesionales, con prestigio y años de experiencia, reconocimiento oficial y colegial y con garantía para llevara a cabo dicha intervención.
No se sienta cohibido y solicite toda la información que necesite y plantee todas sus dudas hasta quedar satisfecho de que acude a un centro y le atiende un psicólogo que le merece la mayor de su confianza.
Es bastante difícil definir el término de trastornos emocionales o afectivos, ya que es un fenómeno que está interrelacionado con muchos otros trastornos: de conducta, personalidad, dificultades de aprendizaje, etc. Algunos síntomas y efectos de los trastornos emocionales en la infancia son: excesiva sensibilidad, disminución del rendimiento escolar, ensoñación, esfuerzos por complacer, dificultades de separación de la madre, aumento de actitudes egoístas, dificultades de expresión de los propios sentimientos, sentimiento de culpa. Esto puede traducirse en conductas agresivas o retraídas. Para poder solucionar estos problemas cuanto antes, es muy importante un diagnóstico precoz y una atención psicológica por profesionales especializados. La atención temprana será clave.
La convivencia entre los hermanos no siempre puede ser perfecta. Como padres es importante aceptar como normal que surjan conflictos, y una buena resolución de los mismo, desde AlteaPsicólogos recomendamos instaurar ciertas pautas o reglas de convivencia, que deben ser claras, concretas y previamente explicadas a sus hijos. Cuando se infrinjan alguna de esas reglas, sólo hay que recordarles brevemente qué pauta se han saltado. La clave es intervenir consistentemente antes de que el problema escale.
Celos: Los celos son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido. Entre los hermanos surgen en un afán por tratar de conservar de manera exclusiva todo el afecto de uno o ambos progenitores. Hay que manejar con suavidad este período de adaptación que necesariamente han de pasar los hermanos, con mucho cariño y comprensión tratar de hacer comprender que el cariño de los padres es el mismo para todos los hermanos, aunque las necesidades de cada uno son distintas.
La capacidad para relacionarnos con el mundo que nos rodea es una habilidad aprendida desde la infancia, ya que nos permite comunicarnos con otros, comprender en el contexto que nos desenvolvemos y adaptarnos a ese momento que estamos situados. Las habilidades sociales por tanto son un conjunto de capacidades con un repertorio de acciones y conductas que hacen que las personas se desenvuelvan en lo social. Son complejas ya que están formadas por un amplio abanico de ideas, pensamientos, creencias y valores que son fruto de aprendizajes y de experiencias. Existen una serie de síntomas que si son muy frecuentes, pueden indicar falta de habilidades sociales en un niño, como la timidez excesiva, baja autoestima, el miedo a las situaciones sociales, falta de empatía hacia los demás, que pueden originar problemas en las relaciones con otros, problemas de autocontrol y de comunicación. Si persisten estas dificultades o llegan a extremos, pueden desembocar en trastornos del comportamiento, problemas escolares, o incluso trastornos psicológicos graves. Ya que estas habilidades son aprendidas, cuando sean as detectadas es importante ayudar al menor, con los profesionales adecuados, a mejorar su manera de relacionarse con los demás y con el entorno que le rodea.
Este trastorno consiste en una serie de síntomas que interfieren en la cognición y en el control conductual y tienen como resultado una afectación del desarrollo intelectual, social y emocional del niño. Los síntomas del TDAH pueden variar mucho en función del caso, y pueden presentarse con distinta intensidad. Los síntomas clásicos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad se pueden dividir en tres categorías: hiperactividad e impulsividad (a menudo generan otros síntomas como pueden ser la conducta disruptiva, la dificultad para concentrarse en las tareas, el aburrimiento en clase y el consecuente fracaso académico), inatención (dificultad para concentrarse en situaciones de la vida cotidiana, genera problemas en el aprendizaje, falta de memoria y dificultad para entender órdenes) y síntomas emocionales (alteraciones en su estado de ánimo que puede desembocar en depresión o distimia, ansiedad, mal humor y la irritabilidad, entre otros).
Los niños y adolescentes con trastorno de conducta son muy visibles y presentan un grupo complejo de problemas emocionales y de comportamiento. La característica esencial es la presencia persistente y repetitiva de mal comportamiento, que si no se identifica y se interviene a tiempo, puede desembocar en problemas cada vez más complejos. La intervención más adecuada incluye la participación de toda la red de apoyo familiar del niño, así como del contexto donde se desenvuelven. En los niños más pequeños, el entrenamiento en terapia de interacción entre padres e hijos se utiliza para enseñar a los padres cómo fomentar comportamientos deseados y que disminuyan comportamientos perturbadores. Además de enseñar al menor cómo controlar su conducta de una manera más eficaz. Como con otras dificultades, cuanto antes se perciban estas conductas y se inicie una intervención personalizada, más éxito tendrá la terapia.
Cuando hablamos de un trastorno del desarrollo nos referimos a aquellos niños con ciertas alteraciones cualitativas, que presentan un nivel de desarrollo inferior al correspondiente a su edad. Es decir, no alcanzan los hitos o habilidades esperadas ya sean en el área comunicativa/lingüística, social, motriz, afectiva y de autonomía o desarrollo personal. Se pueden diferenciar multitud de dificultades entre las que se encuentran: déficits de atención, hiperactividad, trastornos específicos del lenguaje, trastornos del espectro autista, del aprendizaje, entre otros. Muchas de estas dificultades suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de la vida y especialmente en la etapa de escolarización. Es crucial poder conocer los signos de alerta y si el diagnóstico lo requiere, se ayudar al menor a hacer frente a las dificultades que se vayan presentando.
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son una condición neurológica, que afecta el desarrollo de la persona. No se conoce una causa exacta, sin embargo, la ciencia indica que existen factores genéticos y ambientales que contribuyen a su presentación, es una condicion con la cual se nace. No se adquiere a lo largo de la vida. El término “espectro” se refiere a la amplia gama de síntomas, fortalezas y grados de deterioro que se presenta de forma diferente en cada persona. Aunque existen ciertas características comunes como dificultades en la comunicación e interacción social en diferentes contextos, comportamientos repetitivos o estereotipados, y rigidez ante cambios en su rutina diaria. Son síntomas que comienzan en la primera infancia, por lo general en torno a los 2 años de vida.
Las dificultades o trastornos específicos del aprendizaje constituyen un conjunto de problemas que interfieren en el rendimiento escolar de los niños de manera significativa. Se trata de alteraciones en los procesos cognoscitivos que normalmente tienen lugar en un área muy concreta. Los más habituales están relacionados con dificultades en la lectura, la escritura o el cálculo: dislexia, dislalia, disgrafía y discalculia. El tratamiento precoz es fundamental, ya que con una intervención psicopedagógica adecuada la mejora es notable en la mayoría de los casos.
Se caracterizan por una inadecuada relación con la alimentación. Estas anomalías en los hábitos alimenticios pueden implicar tanto la ingesta de alimentos insuficiente o excesiva, afectando a la salud física y emocional del individuo. Los casos más comunes son la anorexia, bulimia y/o trastorno por atracón. Existen diversos factores que los desencadenan. Aunque son los adolescentes y especialmente las chicas las más vulnerables y propensas a padecerlo, puede afectar a niños, jóvenes y, cada vez más, a adultos. Se consideran graves porque tienen consecuencias tanto físicas, como psicológicas y sociales. La ayuda terapéutica es necesaria en prácticamente todos los casos. Desde AlteaPsicólogos recomendamos la detección precoz, un tratamiento individualizado y la implicación en el proceso del ámbito familiar, educativo y social para lograr combatir los trastornos alimentarios.
Los logopedas son los profesionales encargados de valorar las funciones comunicativas, especialmente relacionadas con el habla y los trastornos de las funciones orales. Su intervención está dirigida a detectar y evaluar los posibles trastornos del habla y de las funciones orales, así como aportar un diagnóstico, promover y aplicar un tratamiento si fuera necesario. El logopeda valora qué factores influyen en el desarrollo del lenguaje del niño y, si es necesario, planifica un tratamiento dirigido a la estimulación del lenguaje a partir de las características del niño y el entorno en que se desenvuelve. Esta intervención logopédica se lleva a cabo de manera individual y se incluye a la familia como parte esencial en el tratamiento.
La atención temprana y la terapia psicológica infantil ayudan a resolver problemas emocionales y de conducta que pueden afectar el desarrollo integral del niño. Muchas dificultades tienen su origen en aspectos personales o en el entorno, y abordarlas a tiempo mejora su bienestar general.
El trabajo terapéutico con niños permite prevenir futuros problemas y acompañar su desarrollo emocional desde las primeras etapas. Es una labor gratificante que contribuye a construir bases sólidas para su crecimiento.
Estamos aquí para ayudarte. Da el primer paso hacia el bienestar y cuida la salud de tus hijos.
Más de 30 años ofreciendo atención personalizada para mejorar el bienestar emocional de niños, adolescentes y adultos.
Más de 30 años ofreciendo atención personalizada para mejorar el bienestar emocional de niños, adolescentes y adultos.